Por: Hilda Arzeno
La historia se repite en cualquiera que intente estar con un hombre ajeno. El día menos pensado te llama su mujer y te pone en tu puesto. Los fines de semana son familiares, ni se te ocurra llamar para que no te cuelgue el teléfono. No importa que tan buena estés o que también le hagas el amor eres para los días que sobran, para cuando ella no lo atienda, para cuando ella este de viaje o justo cuando ella lo mande a dormir para los pies, ese será justo el día en que será todo tuyo por par de horas. Navidad, cumpleaños de él y fechas importante brillara por su ausencia. No importa si eres joven los hijos no son temas de conversación con este subsodicho, nada de jueguitos todo es rapidito, el siempre esta chequeando el reloj y cel por si llama la doña.
Olvídate de ser coqueta en exceso nada de perfumes con feromona y mucho menos cremitas ricas, recuerda que el no puede oler a ti y mucho menos su vehículo. No retoces antes de tiempo el jamás debe llegar arrugado, debes esperar pacientemente hasta que él se quite la camisa y la cuelgue cuidadosamente, es probable que deba volver a ponérsela tal como salió de casa. Y si te gustan los abrazos post sexo olvídate de eso, no hay tiempo para más después que el acabe, es justo el momento de sentirte cual prostituta porque tienes que ponerte la ropa y salir con cara de satisfecha porque ya sabes que el siempre anda rápido, que no puedes reclamar, que no olvides que es casado.
Si eres de esas que te gustan las llamadas nocturnas, borra, porque estos amores son como los horarios laborales hasta la cinco; y si llamas de noche tienes serios problemas. No esperes que ningún regalo que le hagas se quede en sus manos, invertir en un casado es regalar a los amigos de él, lo que sea perfume o corbata siempre parara en casa de otro que no es tu Sr. de prisas con anillo en la mano izquierda. Si no te gusta saber de ella, acostúmbrate siempre se le escapará mencionar su nombre para referirse a su vida, ella ha estado todos esos años en que no estabas tú y es normal que te acostumbres a ese triangulo no divertido.
Nada de pintalabios eso puede manchar su camisa, ni polvos en la cara, nada que pueda repeler su rostro de ti, que no se te ocurra arruinarle la noche provocando una pelea de su mujer, eso no lo perdona con facilidad. Si ella te llama jamás le cuentes nada a él, difícilmente creerá lo que le digas, casi siempre él se hace el pendejo. Si por casualidad ella huele algo prepárate para su ausencia ellos se alejan justo cuando la doña tienes sus dudas o descubre algo, ellos hacen su verano en casa y se portal como angelitos y tu quedas en el olvido.
No creas en promesas, no olvides que ellos jamás dejaran a sus mujeres, aunque le digan la loca, aunque digan que jamás duermen con ella, aunque digan que están ahí por los niños, aunque duerman contigo de vez en mes como si estuvieran solteros, aunque se quiten el anillo, aunque digan que están en proceso de divorcio, aunque digan lo que digan jamás un hombre casado deja su mujer, esa es su zona de confort, lo que han vivido por mucho tiempo, su cotidianidad, ahí está su casa, la que los aguanta, la que conoce sus mañas, la que le perdona sus jugadas, la que sabe cuál es su comida favorita y que darle de tomar cuando la andropausia grita, ellas con todo y sus defectos son la señoras que pregonan de su marino, jamás lo olvide amiga mía, tener un casado es la pérdida de tiempo más soberbia y absoluta que puede vivir una mujer. Ah olvide decir que no dejan de ser encantadores, promisorios, atentos, caballeros, pero sobre todo C-A-S-A-D-O-S.
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