
by @hildaarzeno / @instintobyhilda
Imagen @pedritaparker
Esta semana me he detenido a disfrutar una serie que se llama mitómana. Palabra que define a las personas que mienten de manera patológica, está disponible en Netflix. Y me ha hecho cuestionarme tantas cosas. Creo que muchos seres humanos viven con trastornos que nunca tratan. Las enfermedades mentales son muchas y sobreabundan como los Wifi gratuitos. Hay que limpiar el ser y la mente, con frecuencia.
Mentir, manipular y esos jueguitos emocionales son parte de la relaciones modernas, a veces uno se pierde y no sabe encontrar el camino de regreso. Pague terapia es más barato que un teléfono inteligente.
Se puede caer de manera sutil; pero todos sabemos cuando nos hemos perdido en el camino, cuando se nos ha apagado el alma, cuando dejamos de elegir, cuando no nos inmutamos y todo nos da igual. Cuando alguien nos quita “La Paz”.
Todos sabemos cuando algo anda mal en una relación. Es así cómo está serie me ha hecho pensar en tantas acciones que identifico desde mi entorno, en la serie, la actriz principal, decide mentir sobre una enfermedad que no existe, cáncer de mama, una enfermedad que ella inventó que tenía y que hizo que todos creyeran, detrás de aceptación y de atención; un juego que las mujeres conocemos muy bien, que ejercemos de manera innata, que muchas veces nos hace joderlo todo.
Siempre he sabido que el drama es parte de todos, pero he aprendido a no hacerme drama, a dosificarme y a identificar rápido cuando el drama ajeno me jode la vida.
Pero no siempre las mujeres somos conscientes de manejar nuestra loca interior; es como si llamar la atención en base a escenas tontas estuviera en nuestro ADN. Y no hablo de algunas mujeres, todas en algún momento de nuestras vidas hemos hecho nuestra escena, con telón y todo! Pero hasta dónde es sano, hasta dónde podemos ser tóxicas, hasta dónde se puede llevar el juego de las emociones con otro ser humano. El drama sin espectador no tiene sentido, eso lo complementa. Siempre debe haber quien reciba el drama, quien le de sentido a un manipuleo que pareciera ingenuo, pero que se crece cuando recibe la atención de alguien.
Y ni hablar de las lágrimas, llorar para conmocionar a alguien o para que te preste atención es despiadado, es la forma más perfecta de llamar la atención desde la posición más absurda que existe, la lastima.
Son tantas formas que hemos aprendido históricamente, que quisiera reconocerme dentro de las mujeres que intentan dosificar estas escenas, intento no mentir, no jugar con las emociones de la gente, no por respeto, ni madurez; porque no me gusta que me manipulen, porque odio victimizarme o victimizar a nadie.
Sin dudas que las mujeres tenemos mucho que aprender, si no cuidamos la parte emocional del ser que somos siempre iremos como una cometa, sin rumbo; siempre dependeremos de la aprobación de alguien más.
Centrarnos y encontrarnos es un trabajo propio. Siempre he dicho que las mujeres no estamos para sanar, cuidar o hacer mejor a nadie, sino lo practicamos con nosotras mismas; pero tampoco las parejas están para eso; sánese usted, cuide su interior, no le joda la vida a nadie, bastante jodida la tienen algunos para sumarle su desequilibro. Este nuevo año si pudiera regalar algo me regalaría claridad y estabilidad emocional; para mi y para todas las mujeres; quien no tiene equilibrio en su vida no puede equilibrar la vida de nadie, quien no se quiere, no puede querer; y en mi país dicen que quien no sabe para donde va, ya llego! Haga un mapa y encuéntrese o piérdase, pero usted solo, que los religiosos dicen que la salvación es individual. Si se vale compartir el artículo.